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Cultura y Espectáculos

La gloriosa herencia del color mexicano

En México un pasado nos afecta, una relación intuitiva e innata con nuestras herencias indígenas nos influye: palabras, modismos, relaciones sociales, iconos y expresiones artísticas son apreciables casi siempre en nuestro entorno; aunque a veces en lo cotidiano parecen invisibles. A pesar de todo se presentan, un pasado que niega callarse.

Texto por Manuel Horta

Las expresiones del arte indígena son incontables,  quizá  la que más influencia tiene en nuestra cultura contemporánea además de los vestigios arqueológicos, es la vestimenta; reconocible en su forma, diversidad, técnica y amplitud de estilos y tendencias. El universo textil y color de la indumentaria va más allá solo del otomí, purépecha, totonaca, huasteca, nahua, huichol, maya, tzotzil, mazahua (por nombrar los más reconocibles) si no también por las piezas de carácter mestizo, como el traje típico de la china poblana y el charro, los quechquemitls y rebozos.

En el caso de la vestimenta tradicional los colores rara vez son mencionados en abstracto. Se les atribuye erróneamente como un complemento decorativo cuando en realidad representan un sistema de símbolos más complejo. La simbología se basa en la expresión del color y en las asociaciones que evoca según las distintas interpretaciones y la cosmogonía única de las culturas regionales.

Como ejemplo, en la cultura azteca la palabra Aztlan, significa “el país del color blanco”, es decir país del amanecer o de los tiempos primeros; la pareja celeste formada por Citlalatonac y Citlalicue engendraron cuatro dioses asociados con el color. Estos fueron: el Tezcatlipoca rojo, dios del este y del sol de levante; Tezcatlipoca, dios negro del norte, de la noche, del frío, del cielo nocturno, Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, dios blanco del oeste y del sol, y Huitzilopochtli, el dios guerrero pintado de azul, sol triunfante del mediodía, dios de la capital azteca. 

Para estas culturas la naturaleza formaba parte de su concepto de humanidad. La fiesta, los rituales y costumbres, estaban definidos, en términos de color por una asociación primaria que partía de lo que se encontraba sobre la tierra y el cielo y con esto se ligaba a los demás aspectos de la vida cotidiana. 

Foto Jorge Zapata vía Unsplash
Foto Jorge Zapata vía Unsplash

El arte textil mexicano posee una herencia con siglos de historia gracias a una amplia diversidad de tradiciones, costumbres, mestizajes y cosmogonías que sentaron las bases para la construcción de la vestimenta.

No solo el textil cubre el cuerpo, si no lo define, y este proceso lo dictan las materias primas que habitan en la naturaleza. Los colores que gobiernan la indumentaria tradicional mexicana no son arbitrarios, reflejan las montañas y el terreno, las plantas e insectos donde crecen los colores que brindan la belleza a estas prendas. Un romance con el tiempo donde las temporadas indicaban el momento perfecto para recolectarlas. 

Para cada color presente en la indumentaria, cada cultura tiene su receta y cada familia tiene su proceso de teñido con un sentido generacional. Es un trabajo de botánica donde un liquen se transforma en amarillo, la cochinilla en un intenso rojo y la planta del añil produce ese único azul índigo, colores primarios que nacen de la naturaleza. El color una conexión con la necesidad humana de expresarse pero sobre todo de experimentar. 

La fascinación por la tecnología y tradiciones del teñido antiguo han permitido que muchos diseñadores textiles y de moda regresen al uso de pigmentos naturales en un intento por revivir las tradiciones, no solo para salvaguardarlas, si no por su utilidad como recurso para crear piezas artesanales, por la viveza de sus colores y por la moralidad en el uso de los recursos del medio ambiente. 

Es evidente que como nación, los mexicanos nos unimos a través del color, es un elemento de folklor que nos identifica y distingue de otras naciones. El color en México es la definición de nuestra cultura, forma parte de una cosmogonía histórica y es indudable que al hablar de la vestimenta contemporánea de México, la herencia de sus referencias es una declaración de pertenencia. El color como el todo que une la escena mexicana. 

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