Especialistas en el área de ciencias nutricionales de esta casa de estudios recomendaron a través de Radio Universidad que en esta época decembrina se siga una dieta variada y equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos y nutrientes necesarios, además de llevar a cabo rutinas de ejercicios físicos, cocinar de manera saludable y no abusar del consumo de la sal y el alcohol.
Ana Sarahí García Cantúa y Armida Espinoza López, pasantes en Ciencias Nutricionales e integrantes del Módulo de Orientación Nutricional, que da servicio en ese tema a los estudiantes de la Universidad de Sonora, indicaron que, por ejemplo, incluir abundantes frutas y verduras será muy favorable, ya que aumentan las defensas del organismo gracias a su elevado contenido en vitaminas y minerales.
Entrevistadas en el programa Alimentación: Problema de Nuestro Tiempo, que produce el Departamento de Investigación y Posgrado en Alimentos (DIPA), señalaron que las legumbres y frutos secos son ricos en proteínas de origen vegetal, e invitaron a la población a que reduzca la presencia de grasas saturadas, presentes en carnes, embutidos y productos de pastelería.
“Es preferible optar por grasas vegetales como las que aportan el aceite de oliva y el pescado azul, debido a sus propiedades cardiosaludables”, afirmaron en su charla sobre el tema Recomendaciones de alimentación para una Navidad saludable, la que, dijeron, debe consumirse en porciones adecuadas y de forma moderada, sin abusar de las raciones y cantidades.
Ana Sarahí García y Armida Espinoza sostuvieron la necesidad de garantizar el aporte de proteínas, y señalaron que la carne, el pescado y los huevos consumidos en las cantidades adecuadas ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunitario.
“Todas las comidas han de estar acompañadas de agua, lo que disminuye la ansiedad, hidrata el organismo y mejora el tránsito intestinal. En total, deben tomarse de seis a ocho vasos diarios. Esta medida es especialmente importante durante las fiestas, cuando las bebidas alcohólicas y refrescos predominan en la mesa, y el agua es la gran olvidada”, añadieron.
Los riesgos para la salud
En la charla, junto con el conductor del programa, el académico Francisco Javier Parra Vergara, coincidieron en señalar que la Navidad, si bien es una época vacacional muy especial desde el punto de vista familiar y social, puede entrañar riesgos para la salud de las personas debido a la frecuencia con la que durante esos días los hábitos saludables son sustituidos por costumbres mucho menos convenientes.
Mencionaron, por ejemplo, desde un aumento del consumo del alcohol y el tabaco, abandono del ejercicio físico o bien la ingesta de menús y alimentos hipercalóricos, entre otros excesos propios de la época navideña y de fin de año.
“En general, en estas fechas, nos inclinamos por menús y recetas más elaborados, que a menudo incluyen en su composición salsas o ingredientes ricos en grasas y azúcares; igualmente, son frecuentes los dulces y los postres, así como los aperitivos antes de comer que incluyen frituras o cócteles, poco recomendables”, dijeron.
Ambas invitadas citaron secuelas en el organismo como consecuencia de esos excesos, tales como aumento de los niveles de colesterol, de azúcar en sangre y del ácido úrico, presión arterial, mayor retención de líquidos y ganancia de peso y grasa corporal. Indicaron que entre el 20 o 25% del peso que se gana durante el año, sucede precisamente en esta época, y el problema es que “no es fácil volver atrás”.
Subrayaron que, por ello, el aumento del riesgo cardiovascular, así como de sobrepeso y obesidad, genera también la posibilidad de desarrollar enfermedades asociadas, como la diabetes o la hipertensión.
Otros efectos
García Cantúa y Espinoza López plantearon que, además de los anteriores problemas de salud, en Navidad son frecuentes dolencias como gastroenteritis aguda o la gripe estomacal, que es una enfermedad muy contagiosa que se propaga mediante el contacto directo con una persona infectada, al compartir con ella cubiertos, alimentos o bebidas, o a través de agua o alimentos contaminados por el virus.
Asimismo, señalaron que se presentan efectos como una alteración transitoria de la capacidad del intestino para regular la absorción y la secreción de sales y agua, así como un rechazo de los alimentos, lo que produce síntomas como diarrea, vómitos, fiebre y dolor abdominal. “Y aunque suele curarse por sí sola al cabo de uno a tres días, puede dar al traste con nuestras fiestas navideñas”.
También hablaron sobre las gripes y resfriados, ya que en Navidad se dan las condiciones de temperatura y humedad idóneas para la supervivencia de los virus y, por otra parte, la exposición al frío produce una disminución de la capacidad defensiva de las mucosas de las vías aéreas superiores, que se tornan más vulnerables.
Además, agregaron, las citas familiares y sociales llevan a las personas a reunirse bajo un mismo techo, lo que, de forma indirecta, puede favorecer el contagio entre ellas en el caso de que haya alguien infectado.
Otro mal que puede presentarse en esos días decembrinos, precisaron, es el estreñimiento, ya que durante esta época se tiende a ingerir menos alimentos con fibra, así como a consumir menos agua y a realizar menos ejercicio, todos ellos factores claves para el buen tránsito intestinal.
“Incluso, podemos mencionar a las hemorroides como consecuencia de la excesiva ingesta de especias, grasas, picantes o alcohol, lo que provoca que, durante estos días, pueda aumentar la incidencia de esta dolencia o se produzca un empeoramiento”, concluyeron.
Hermosillo, Sonora. 19 de diciembre de 2019.