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Seguridad en las escuelas durante la pandemia de COVID-19

​​Durante la pandemia de COVID-19 descubrimos que la presencialidad en las escuelas es la mejor forma para los niños y los adolescentes aprendan. Muchos estudiantes también obtienen en la escuela los recursos vitales que necesitan para prosperar. 

Sin embargo, cuando el nuevo año escolar comience el próximo otoño, muchos estudiantes todavía no serán elegibles para recibir las vacunas contra el COVID-19. Esto los pone en riesgo ya que el virus que causa el COVID, el SARS-CoV-2, continúa propagándose con variantes que son más contagiosas y pueden causar enfermedades más graves.

Qué pueden hacer​​ las escuelas para mantener a los estudiantes seguros​

Para garantizar que los estudiantes y el personal puedan mantenerse saludables, además de estar físicamente juntos en la escuela, aquí hay recomendaciones clave de seguridad:​

Máscaras faciales

Todas las personas mayores de 2 años deben usar mascarillas que cubran la nariz y la boca. Esta es una herramienta simple y probada para ayudar a detener la propagación del virus entre estudiantes que no están vacunados contra el COVID-19 o han optado por no recibir la vacuna.​

Cuando se ajustan bien y se usan correcta y consistentemente, las mascarillas son efectivas y seguras de usar durante largos períodos de tiempo, como durante el día escolar. La gran mayoría de los niños, incluso aquellos con afecciones médicas, pueden usar máscaras faciales de manera segura y efectiva con la práctica, el apoyo y el ejemplo de los adultos. Hable con el pediatra de su hijo sobre ciertas condiciones médicas y de desarrollo que prohibirían el uso de mascarillas.​

Distanciamient​o físico

Los estudiantes deben permanecer al menos a 3 pies (1 metro) de distancia dentro de las aulas cuando sea posible. En general, los CDC recomiendan que las personas que no estén completamente vacunadas mantengan una distancia física de al menos 6 pies (2 metros) de otras personas que no sean de su entorno u hogar. Sin embargo, varios estudios del año escolar 2020-2021 muestran niveles bajos de transmisión de COVID-19 entre estudiantes en escuelas que tenían menos de 6 pies de distancia física cuando la escuela utilizó otras estrategias de prevención, como el uso de máscaras.

Cuando sea posible, las escuelas deben usar espacios al aire libre y espacios no utilizados para la instrucción y las comidas para ayudar con el distanciamiento. Las actividades como cantar, tocar instrumentos y hacer ejercicio, por ejemplo, son más seguras al aire libre y dispersas.

Rutinas del aula

Para ayudar a limitar la interacción de los estudiantes fuera del aula, las escuelas deben considerar:

  • Hacer que los maestros se muevan entre las aulas, si es posible, en lugar de que los estudiantes llenen los pasillos durante los períodos de transición. Los horarios en bloque (menos clases en un día determinado y asignaturas optativas en períodos de tiempo más cortos) pueden ayudar a limitar el cruce de estudiantes y maestros.
  • Permitir que los estudiantes coman almuerzos en sus escritorios o en grupos pequeños al aire libre en lugar de en comedores abarrotados. Debido a la necesidad de quitarse las mascarillas mientras se come, es mejor mantener a los estudiantes no vacunados a una distancia de seis pies (2 metros) durante el almuerzo.
  • Dejar las puertas del salón de clases abiertas para ayudar a reducir las superficies de alto contacto, como los pomos de las puertas.
  • Cuando el clima y la calidad del aire lo permitan, abrir las ventanas y puertas para mejorar la circulación del aire. Se pueden utilizar ventiladores ubicados estratégicamente, que promuevan la circulación o disminuyan el aire estancado, para mejorar la circulación del aire exterior.​

Testeos

Los CDC recomiendan que se ofrezcan pruebas de detección a los estudiantes que no han sido vacunados de manera completa cuando hay niveles más altos de casos de COVID-19 en la comunidad. Las pruebas de detección también pueden ofrecer protección adicional para las escuelas que no pueden proporcionar una distancia física óptima entre los estudiantes. Se deben ofrecer pruebas de detección a todos los maestros y personal que no hayan sido vacunados con todas las dosis. Para ser eficaz, el programa de detección debe realizar pruebas al menos una vez por semana e informar los resultados rápidamente (en un plazo de 24 horas).

Se recomiendan las pruebas de diagnóstico cuando alguien tiene síntomas de COVID-19 o una exposición reciente conocida o sospechada al virus.

Controles de temperatura

Es posible que no sea factible tomar las temperaturas​ de los estudiantes en la escuela. Sin embargo, las familias deben monitorear la salud de los estudiantes y mantenerlos en casa si tienen fiebre de 100.4°F (38°C) o más, o cualquier signo de enfermedad.​

Exposici​ón

Los niños parecen menos propensos que los adultos a tener síntomas y enfermedades graves por COVID-19. Algunos estudios también sugieren que los menores de 10 años pueden tener menos probabilidades de infectarse y propagar la infección. Pero, especialmente con las nuevas variantes de virus en circulación, las escuelas aún deben planificar las exposiciones.

Si un estudiante o miembro del personal tiene contacto estrecho con alguien que se sabe que está infectado con SARS-CoV-2, debe ponerse en cuarentena según lo recomendado por los funcionarios de salud pública locales, a menos que haya recibido todas las dosis de la vacuna. Se sabe que una persona está infectada si tiene una infección o enfermedad confirmada compatible con COVID-19.

Generalmente, la cuarentena es de al menos 10 días desde la última exposición o 7 días desde la última exposición con una prueba negativa al menos 5 días después de la exposición. 

Síntomas en la escu​ela

Los enfermeros escolares deben tomar la temperatura de cualquier persona que se sienta enferma durante la jornada escolar. Debe haber un área específica para separar o aislar a los estudiantes que no se sienten bien. Para mantenerse a salvo, los enfermeros escolares deben usar EPP (equipo de protección personal), como mascarillas N95, mascarillas quirúrgicas, guantes y protectores faciales.

  • Limpieza, desinfección e higiene. Las escuelas deben seguir las pautas de los CDC sobre la correcta desinfección e higienización de las aulas y las áreas comunes. Se debe alentar a los estudiantes y al personal a lavarse las manos con agua y jabón o usar desinfectante para manos regularmente.
  • Ventilación. Las escuelas deben mejorar el flujo de aire tanto como sea posible abriendo ventanas y puertas. Los ventiladores a prueba de niños pueden ayudar a mejorar la ventilación y expulsar el aire potencialmente contaminado.

Autobuses, pasillos y patios de juegos

Como estos son espacios llenos de gente, las escuelas pueden:

  • Asignarles un asiento a los pasajeros del autobús y pedirles que usen mascarillas mientras estén allí. Alentar a los estudiantes que tienen otras formas de llegar a la escuela, como caminando o en bicicleta, a que utilicen esas opciones.
  • En la escuela, marcar los pasillos y las escaleras con flechas de un solo sentido en el piso para reducir el amontonamiento en los pasillos. Asignar casilleros por grupo o eliminar el uso de los casilleros.
  • Alentar las actividades al aire libre, como el uso del patio de juegos en grupos pequeños. Los elementos​ del patio de juegos deben incluirse en los planes de limpieza.

Otras consideraciones

Además de los planes de seguridad, existen otros factores que las comunidades escolares deben abordar:

Estudiantes con mayor riesgo. Algunos estudiantes con afecciones médicas crónicas y de alto riesgo pueden necesitar adaptaciones adicionales para mantenerse a salvo. Hable con su pediatra y el personal de la escuela (incluidos los enfermeros escolares) para explorar las opciones para el regreso a la escuela, ya sea de manera presencial, combinada o remota.

Estudiantes con discapacidades. Los planes de reapertura de las escuelas pueden tener un mayor impacto en los estudiantes con discapacidades. La transición de regreso al aprendizaje presencial puede ser difícil después de haber perdido tanto tiempo de instrucción. O quizás hayan tenido menos acceso a los servicios escolares, como la terapia ocupacional, la fisioterapia y la terapia del habla y el lenguaje, o el asesoramiento de apoyo para la salud mental. Las escuelas deben revisar las necesidades de cada niño con un programa de educación indi​vidualizada (IEP) antes de que vuelvan a la escuela y proporcionar los servicios necesarios, aunque sea de manera virtual.

Vacunas, exámenes físicos. Es especialmente importante que los estudiantes estén al d​​ía con sus vacunas, incluida la vacuna contra la gripe, durante la pandemia. Los médicos notaron una caída en la aplicación de las vacunas infantiles de rutina durante la pandemia. Ponerse al día evitará brotes de otras enfermedades que podrían hacer que los niños no vayan a la escuela.

Salud conductual/apoyo emocional. La escuela de su hijo debe estar preparada para apoyar una amplia gama de necesidades de salud mental durante la pandemia. Esto incluye el reconocimiento de signos de ansiedad o angustia. Los estudiantes pueden estar haciendo el duelo por la pérdida de sus seres queridos a causa del COVID-19, por ejemplo, o sintiendo el estrés de la pérdida de ingresos familiares. Estados Unidos ha tenido más de 600,000 muertes por COVID-19. En promedio, cada una de estas muertes afecta a nueve personas, y muchos de estos 4,5 millones de personas en duelo son niños. Las escuelas pueden ayudar a los estudiantes con pensamientos o comportamientos suicidas a obtener el apoyo que necesitan.

Actividades organizadas. Los eventos deportivos, las prácticas y otras actividades extracurriculares pueden estar limitados en muchas áreas. En las escuelas que sí ofrezcan deportes y otras actividades físicas, se deben tener en cuenta medidas especiales de seguridad.

Evaluaciones de detección. Las evaluaciones de visión y audición deben continuar en las escuelas, cuando sea posible. Estos servicios ayudan a identificar a los niños que necesitan tratamiento lo antes posible y evitan la interferencia con el aprendizaje.

Nutrición. Muchos estudiantes reciben comidas saludables a través de los programas de comidas escolares. Es posible que haya más estudiantes que sean elegibles para recibir comidas gratuitas o de precio reducido que antes de la pandemia. Las escuelas deben brindar los programas de comidas incluso si la escuela cierra o el estudiante está enfermo y se queda en su casa.

¿Por qué la escuela presencial es mejor (cuando es segura)?

Las escuelas brindan más que solo el aprendizaje académico a los niños y adolescentes. Además de leer, escribir y matemáticas, los estudiantes aprenden habilidades sociales y emocionales, hacen ejercicio y tienen acceso a servicios de salud mental y otros servicios de apoyo. Para muchas familias, las escuelas son lugares donde los niños reciben comidas saludables, acceso a Internet y otros servicios vitales.

La pandemia ha sido especialmente dura para los niños con discapacidades, los niños que viven en la pobreza y los niños negros, hispanos/latinos e indígenas estadounidenses/nativos de Alaska. En una encuesta de abril de 2020, más de la mitad (59%) de los padres con ingresos más bajos que tenían hijos en escuelas remotas debido a la pandemia dijeron que sus hijos probablemente enfrentarían al menos uno de los tres obstáculos para el aprendizaje digital: falta de Internet confiable en casa, por ejemplo, no tener computadora en casa, o necesitar usar un teléfono inteligente para completar el trabajo escolar. Ya sea que los planes de aprendizaje avancen en persona o no, las escuelas necesitan financiación para poder brindar una educación segura y eficaz para todos los estudiantes.

Recuerde

Al trabajar juntos, las familias, las e​scuelas y las comunidades pueden ayudar a garantizar que los estudiantes puedan regresar de manera segura y garantizar la presencialidad en la escuela.

Información adicional:

Última actualización 7/19/2021Fuente American Academy of Pediatrics (Copyright © 2021)La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.

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