Crucemos el portal de la locura,
aventémonos al ruedo sin temor,
que no nos importe el qué digan,
desbordémonos sin miedo ni control.
Crucemos el mar sin salvavidas,
que no nos importe si morimos en el intento,
que la vida puede ser dolor y dulzura,
pues para esto no existe remedio.
Acompáñame a la cima del cielo,
acariciémonos con el alma,
no dudes en entregarme tu amor,
que yo te ofrezco la calma.
No temas caminar hacia la obscuridad,
que yo seré la luz de tus ojos,
el pañuelo de tus lágrimas,
y el sabor de tus antojos.
Permíteme ser la novedad,
que entusiasme tus pensamientos,
ser la melodía que te encanta,
quiero ser tu regalo eterno.
Autora:
Elizabeth Mariche ( La Diosa Del Amor )
7 comentarios
Los comentarios están cerrados.