Las personas sueñan cosas vinculadas con lo último que vivieron, escucharon o sintieron en las últimas horas antes de irse a dormir.
Soñamos con alguna plática que tuvimos, una película que vimos, algún evento o suceso que nos impactó. Esto tiene que ver con las emociones, algún miedo, alguna alegría etc. Hoy te quiero motivar a soñar, pero no este tipo de sueños, sino de aquellos que nos dan esperanza de que lo mejor en nuestra vida aún está por llegar.
Los sueños nos motivan todos los días a levantarnos y salir con una buena cara y con dirección, con ganas de dar un paso más allá de nuestras metas, un paso a la vez.
Un sueño es un refugio para nosotros. Un descanso emocional. Las personas que no tienen sueños se sienten inseguras, como si anduvieran perdidas.
Así como el sueño físico es reparador, el tener sueños, metas, nos motiva y nos hace sentir muy, muy bien.
Los sueños nos ayudan a generar metas y es por ello que se debe luchar por aprender a definirlos y nuestras acciones deben estar encaminadas a conseguirlos, dar un paso hoy para disfrutar lo que viene más adelante. Debemos tener esos anhelos y esa esperanza, pero también comenzar a hacer cosas prácticas para conseguir esos sueños. Dios nos permite vivir ciertas circunstancias para seguir sanándonos.
Muchas personas viven en el pasado como las águilas, ellas tienen un viejo pelaje y un pico encorvado. Pero ellas pueden renovarse. O se mueren al hacerse viejas o se remontan a las alturas y esperan a que les salgan nuevas alas y se les caiga el pico viejo y vuelvan a volar. Eso es lo que tu y yo podemos hacer, posiblemente ya te sientes con las alas viejas, se te pasó tu etapa, tu época o tu temporada pero aún hay oportunidad de renovarse y para eso son los sueños. Uno de los enemigos del éxito son los sueños enterrados. Posiblemente te has criticado, te has juzgado, te ves con el pico encorvado y dices: ¡Eso lo pude haber logrado antes, cuando tenía menos edad! ¡Ya se me fue el tren! ¡Ya no puedo!
Hoy en día por ejemplo, las personas que se jubilan de sus empleos caen en depresión y ansiedad porque sienten que perdieron todo y ya no saben hacer nada; ya que por muchos años hicieron lo mismo. Se ven con las alas viejas, cabizbajas. En una ocasión atendí a una paciente jubilada, y estaba pasando por una etapa de depresión muy fuerte, hacía cinco meses que estaba en casa sin hacer nada, comentó que los primeros días, los disfrutó pero después se dio cuenta que amaba su trabajo pero ahora ya no lo estaba desempeñando, le comenzó a preocupar su futuro, no en la economía pero sí emocionalmente, se sentía con el pico encorvado como el águila vieja.
Es muy importante si estás en esta etapa, a punto de jubilarte, irte preparando emocionalmente y aprender a realizar otras actividades para que no te tome la vida por sorpresa. Prepárate para hacer aquello que te apasiona, disfrutas, sabes que lo haces bien y que impacta a otras personas de manera positiva.
Cuando era pequeña soñaba ser grande, ser mamá, casarme con un hombre que amara a Dios con todo su corazón porque sabía que si lo amaba a él, Dios le diría cómo amarme a mí. Soñaba con viajar juntos sirviendo a nuestro Dios, haciendo lo que él nos mandara.
En mi casa, como familia tenemos una frase en la cual creemos mucho: “Para donde el dedo de Dios apunte, para allá vamos sin cuestionar”. Soñaba también en terminar una carrera profesional donde pudiera ayudar a las personas a resolver sus problemas, decirles que sí hay soluciones y que con Dios sí se puede, así como sin él nada podemos hacer. Creo firmemente lo que nuestro manual del fabricante, la Biblia dice: “Con Dios lo podemos todo y sin él no podemos hacer nada, por él existimos y por él nos movemos”.
Hoy en día te puedo comentar que todos estos sueños se han cumplido; fui grande, me casé, servimos a Dios como familia, viajamos juntos y terminé mi carrera y ahora ayudo a muchas personas. Pero, también hay otros sueños que hasta el día de hoy no se han cumplido, posiblemente no ha llegado el tiempo o soñaba de manera incorrecta, etc. Lo importante es que jamás dejemos de soñar. Posiblemente tú y yo tengamos algunos sueños en común y también se te han cumplido algunos. Yo celebro junto contigo por ello pero, también quiero imaginar que al igual que yo, existen otros que aún no se cristalizan y duele ver esa realidad en nuestras vidas, sueños que se han quedado en el olvido o han sido enterrados y hoy se encuentran debajo de las cenizas.
Existen pensamientos limitantes que obstaculizan el cumplimiento de nuestros sueños y anhelos. Recuerdo que hace algunos años yo tenía ese anhelo de tener un programa de radio, de hecho cuando era pequeña tenía un amigo locutor y eso me motivaba a hacer cosas como imaginar que colocaba unos audífonos en mis oídos, estar frente a un micrófono y comenzar a introducirme en el programa que aún no tenía, luego al pasar los años y al no ver mi sueño cumplido, mis pensamientos negativos me comenzaron a sabotear y a limitar: “ ¡Ya es muy tarde!, ¡No se puede!, ¡Quién me va a abrir un espacio en cabina! Etc.” Y bueno, hace 5 años Giselle y Jorge Mozo directores de Radio Vida Hermosillo llegaron a mi casa; de esas visitas que toda mujer soñadora desea recibir.
Nos invitaron a colaborar a mi amado esposo y a mí en la Radio; un proyecto que desde hacía unos meses habían iniciado aquí en Hermosillo, Sonora, México. Hoy por hoy te puedo decir que ha sido una gran bendición que Dios siga usando todo el conocimiento que me ha dado, mis vivencias, experiencias, aprendizajes y pasión para seguir colaborando con esta maravillosa familia “Radio Vida” impactando las vidas de muchas personas que así como tú y como yo queremos seguir soñando. Para Dios no hay pensamientos limitantes, eso sólo sucede en nuestras mentes.
Te invito a hacer en algún momento del día el siguiente ejercicio:
Echa un vistazo al fondo de tu corazón, con una lamparita imaginaria y trata de buscar esos sueños enterrados dentro de ti. Si lo haces con tus ojos cerrados será más fácil. Vas a sentir cómo tu corazón se comienza a acelerar, escucharás tu palpitar más fuerte y para este momento las lágrimas comenzarán a brotar. Posiblemente anhelas volver al pasado tan sólo para seguir soñando. Ahí vas a encontrar esos sueños.
¿Acaso amabas tanto a Dios que soñabas en ser una mártir al punto de dar tu vida por él? ¿Soñabas en servirle como algunos le llaman, de tiempo completo y hoy por hoy no tienes ni 5 minutos diarios para platicar con él?
¿Soñabas guardarte en pureza para el matrimonio y entregaste tu virginidad a quien ahora no está contigo?
¿Prometiste en el altar ser una esposa fiel y ahora lloras por no haber cumplido tu promesa?
¿Soñaste con amar a tus hijos, abrazarlos y confiar en ellos, perdonar sus fallas y ahora te ves con el pesar de que tu hijo se fue de la casa por sentirse solo e incomprendido?
¿Tienes algún hijo en drogas?
¿Extrañas a ese ser pequeñito que no pudo nacer porque tú no se lo permitiste?
¿Te veías exitosa en tu trabajo como líder o dueña en tu negocio y hoy lo que ganas no te alcanza ni para pagar tus cuentas?
¿Dejaste tu carrera trunca y comenzaste a trabajar en lo que no te gusta porque la necesidad te obligó ha hacerlo?
¿Acaso soñabas con ser una líder en tu comunidad de fe, estar en el coro de una iglesia o dirigir alguna congregación y hoy en día tienes dudas de tu fe y sólo ves a otros haciendo lo que tú anhelabas hacer?
¿Querías ser de influencia para tus amigos e impactar sus vidas y hoy lo estás haciendo, pero no de una manera positiva?
¿Qué es aquello que soñabas?
Por eso te animo a hacer este ejercicio, el poder tener esa lamparita imaginaria y poder entrar a tu corazón e intentar ver, a dónde se fueron esos sueños y anhelos. Así que por todo esto que te pregunto posiblemente sea que tienes las alas viejas, el pico encorvado como las águilas y no has pensado en emprender el vuelo, has dejado de soñar. El soñar es un refugio para nuestra vida. Soñar fortalece nuestro sistema inmunológico, nos alegra, nos motiva, nos sana.
¿Por qué has dejado de soñar?
Mira un poco hacia tu pasado. Esos sueños enterrados posiblemente eran sueños de tu niñez o tu adolescencia, pero ¿sabes qué? hoy estás viva y tienes una vida que vivir ahora. Así que echa un vistazo hacia tu pasado para que puedas sanar todas esas heridas que tienes por no ver todos esos anhelos cumplidos y comienza a soñar de nuevo.
El manual del fabricante nos dice a ti y a mí: “Deléitate en tu diseñador y él te concederá los anhelos de tu corazón” (Proverbios 37:7). En otras palabras: “alégrate en cada instrucción que viene de parte de quien te diseñó porque al obedecerlas al pie de la letra, tus sueños y anhelos serán concedidos. La palabra deleite viene de la palabra “Obediencia”. Así que hay una condición para que tus sueños sean cumplidos, esto no se logra con una varita mágica. Dios no cumple caprichos, pero sí sueños según sea su voluntad para nuestras vidas. Si tú no haces la parte que te toca, no esperes que esos sueños se cumplan. Nuestro diseñador tiene responsabilidad en esto y nosotros también.
Consejos prácticos para prepararnos para ver nuestros sueños cumplidos y así caminar cada día en el éxito:
1. Reconoce que eres diseñada para soñar.
2. Relaciónate con quien te puede conceder tus sueños y anhelos más profundos, tu diseñador. Para ello necesitarás tiempo y un diálogo personal.
3. Perdónate a ti misma por juzgarte por los errores del pasado.
4. Decide obedecer sin cuestionar tanto. No pidas detalles, confía en que tu diseñador te guiará con seguridad un paso a la vez.
5. Realiza y obedece al pie de la letra cada instrucción que tu diseñador te dé.
6. Cuando se presente algún obstáculo, no te paralices o te estanques enfréntalo y sigue avanzando porque los obstáculos no son impedimentos sino herramientas para subir al siguiente nivel.
7. Sé íntegra al momento de enfrentar cada prueba u obstáculo. Actúa con la verdad por delante y reconoce tus fallas.
8. Si has hecho todo lo anterior, es aquí dónde se te darán los detalles específicos para que tus sueños se cumplan así que impleméntalos con precisión y sin dudar.
9. Enseña a otros a cumplir sus sueños y deja un legado.
10. Descansa en que el haber hecho tu parte traerá una gran recompensa en esta tierra y en la eternidad.
Emociónate porque habrá premios más allá de esta vida por haber cumplido tu propósito, premios que seguramente te sorprenderán.
“¡Despierta! pero jamás dejes de soñar”
(Dora Ortiz)
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- Dora Ortiz de Olivas
- Terapeuta Familiar
- Conferencista
- Locutora del programa radial “Mujer con Propósito”
- Co-Fundadora de “Enfocando Vidas”
- dortiz@proposito.net