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Prioridad de vida #6 – Mi iglesia y mi relación con ella.

Dios creó todas las cosas en orden y puso leyes para funcionar, vio que era bueno en gran manera y dentro de lo que creó, hizo una obra de arte preciosa, le asignó un gran propósito y le puso tu nombre.

Por: Dora Ortiz de Olivas Terapeuta Familiar/Conferencista

Fuiste creada para servir a tu diseñador y a otros. También para servir en tu comunidad de fe.

Desde tiempos antiguos se requería que las personas que ocuparan un lugar de servicio o liderazgo dentro de las congregaciones o comunidades de fe supieran gobernar bien en casa. El apóstol Pablo le da recomendaciones a su aprendiz Timoteo para la iglesia que lideraba, haciendo énfasis en los requisitos para servir.

Los obispos y diáconos, que gobiernen bien su casa (Cónyuge e hijos) para que cuiden bien de la iglesia (Gente) 1 Tim. 3:4, 12.

Si quieres servir para algo primero tienes que servir a alguien; a Dios, a tu familia y a la iglesia donde él te ha colocado. Todo tiene que hacerse en orden.

 

Antes de llamar a una persona para que sirva en la iglesia se debería conocer primeramente a su familia y ver si el hogar está en orden. Ver cómo está el matrimonio, la familia, los hijos, qué tanto tiempo se les dedica a ellos, cómo se relacionan los miembros de la familia, etc.

Hoy en día hay cabezas en casa  y mentes fuera de ella por eso no hay hogares, sólo casas llenas de gente y cosas materiales. Se busca construir o trabajar para adquirir una casa en vez de un hogar.

Somos cada vez más egoístas. Nos relacionamos de manera incorrecta con Dios y por lo tanto con otras personas. No sabemos amar a Dios como es necesario; por eso no sabemos amar a nadie ni a nosotras mismas. No pasamos tiempo de calidad ni tampoco en cantidad con nuestros seres amados.

Hace un tiempo escuché la siguiente anécdota:

Un buen día, le dice un niño a su papá: “¿Papá, cuánto te pagan por hora en tu trabajo? -40 dólares; le contesta el padre. A lo que el niño responde: -Préstame 20. El padre se enoja y se va. Luego regresa con el hijo, ya caída la noche y le dice: -Perdón hijo… ¿Para qué querías 20 dólares?” “Es que pude ahorrar solamente 20 y quiero que pases una hora conmigo en el parque”, respondió el niño.

Si tu hijo te dice algo parecido es porque las prioridades ya se salieron de orden y hay que revisarlas de nuevo.

En una ocasión me invitaron a compartir en un encuentro de mujeres jóvenes, entre una conferencia y otra  estuve dando consejería a algunas chicas y una de ellas me comentaba sus problemas muy fuertes; y cuando le pregunté si sus papás sabían lo que ella estaba pasando me dijo: “Es que mi mamá está en el teléfono las 24 horas sin despegarse. Cuando le hablo, ni siquiera voltea; después de  mucho tiempo cuando nota vagamente como que algo la interrumpió dice: “oh, ¿me dijiste algo? Y yo le digo: “nada” y me voy a mi cuarto”. La mamá de esta joven está sirviendo de voluntaria muchas horas en su iglesia por lo cual la hija se queja constantemente.

Madre absorta en el celular, ignora a su bebé

No estoy tratando de decirte que no sirvas en tu congregación, iglesia o comunidad de fe; sino, que urge poner las prioridades en orden para que tu vida se ordene.

No se trata de vivir dentro de las cuatro paredes de la iglesia día y noche para ser más como Cristo o sentirnos mejores hijos de Dios, sino de tener una estrecha relación con Dios, esté o no esté sirviendo de tiempo completo o parcial en la iglesia. Se trata de no descuidar a la familia. Muchos de estos errores se cometen por ignorancia. El mismo profeta Oseas Comenta “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6).

Conocer qué estamos haciendo mal y medir los resultados de ello, nos ayudará a retomar el camino correcto y ponerle orden a nuestra vida para servir mejor a otros.

Errores comunes:

  1. Creemos que con estar sirviendo en la iglesia el mayor tiempo posible estaremos mejor en todas las áreas de nuestra vida.
  2. Creemos que servir a Dios es servir en el templo, en la iglesia.
  3. No podemos decir “NO” a ningún compromiso por temor a que se nos juzgue.
  4. ¡Es que no hay muchos servidores en la iglesia!
  5. ¡Es que si yo no lo hago nada va a salir bien, tengo que estar ahí!
  6. “¿Que va a pensar el pastor, líder o sacerdote de mí si me niego a hacer aquello que me piden que haga?”
  7. “¿Y si ya no me llaman a servir y eligen a otra persona?”

En ocasiones usamos las mismas Escrituras para respaldar lo que pensamos de manera equivocada:

“¿No dice la escritura que somos como olivo verde plantados en la casa de jehová? Salmos 52:8. Así es que voy a estar día y noche ahí a pesar de lo que sea”.

Consecuencias:

  • Familias divididas: Ya no comen juntos. No salen juntos. Menos comunicación.
  • Hijos pasando mucho tiempo solos en casa, viendo TV, jugando Videojuegos, viendo pornografía, etc.
  • Estrés, frustración, cansancio, insomnio, desvelos, ansiedad, entre otros.
  •  

La vida de servicio a nuestro Dios es una vida llena de compromisos. Todo es urgente. Todos demandan atención inmediata. Si entendiéramos que después de Dios la segunda prioridad es el hogar, no seríamos negligentes con nuestra familia por atender los asuntos propios de un ministerio o servicio.

 

No sacrifiquemos a nuestras familias en el altar del compromiso.

Dediquemos tiempo a nuestras familias.

Muchas veces tendremos que rechazar oportunidades de servicio  por el sólo hecho de pasar tiempo con nuestra familia. No será una pérdida, será una inversión, con réditos maravillosos para lo que Dios nos ha confiado. Cuando tu vida está enfocada vas a servir mejor donde quiera, de eso se trata; estar mejor para servir mejor. Es incontable la cantidad de personas que ya no quieren asistir a la iglesia por el testimonio de quienes sirven y sus familias, tienen sus hogares destruidos, abandonados o descuidados y se consideran excelentes servidores pero los demás lo notan.

La primera prioridad es Dios, después yo misma y luego la familia.

Después viene todo lo demás según cada caso en particular. El trabajo, los negocios, el ministerio en la iglesia, la distracción, el descanso y cualquier otra cosa.

Quizá alguien estará pensando: “ ¿Y qué pasa si sigo viviendo con mis prioridades invertidas?” Bueno, el mismo Señor Jesucristo trató este asunto en una parábola:

Se trata de un hombre rico, cuyos campos habían producido mucho fruto. Al ver tanta opulencia dijo: «¿Qué haré?, porque no tengo dónde guardar mis frutos». Él mismo se respondió a su pregunta y dijo: «Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate». Mientras divagaba en su mente de esta manera, vino la voz de Dios diciendo: «Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?».

El hombre rico murió esa misma noche y todo el fruto de su trabajo ¿de quién será? La respuesta es: De cualquier persona menos del hombre rico que gastó su vida en acumular riqueza. El hombre rico tenía sus prioridades invertidas y salió de este mundo sin estar listo para presentarse ante su Creador.

Es peligroso vivir con las prioridades invertidas.

Puede que no estés lista para presentarte delante de tu diseñador y rendir cuentas; mismas que seguro Él te pedirá.

Si estás bien en tu casa servirás mejor en tu iglesia, o mejor dicho a la iglesia, que son las personas. Hay una carencia de líderes sanos espiritual y emocionalmente hoy en día. Necesitamos que sean cada vez mejores sacerdotes de la casa. Y para ti mujer sola, que  no tienes a tu esposo contigo pues la tarea es tuya, con esfuerzo, dedicación, fe y con la ayuda de Dios, se puede.

 

 Poner en orden nuestra vida no es una tarea fácil cuando no se sabe cómo hacerlo pero Dios nos ha dejado una guía, misma que estás aprendiendo ahora.

Tu diseñador y creador quiere decirte cuando llegues delante de él: “Bien, buena sierva y fiel, en lo poco (Lo temporal) has sido fiel, en lo mucho (Lo verdadero, lo que no se destruye) te pondré, entra en el gozo de tu Señor”.

Consejos Prácticos

  1. Se fiel en lo poco, en aquello que Dios te ha confiado.
  2. Relaciónate con tu creador: ora, ayuna, lee las Sagradas Escrituras. Pide ayuda cuando no entiendas lo que lees.
  3. Dale atención a tu vida espiritual, física y emocional. Si no puedes sola, pide ayuda profesional (En eso puedo ayudarte).
  4. Descubre y vive tu propósito de vida. Te dejo la siguiente herramienta: www.enfocandovidas.com/vivetuproposito
  5. Sé de buen testimonio, construyendo un buen hogar junto a tu cónyuge, “dos son mejor que uno”.
  6. Sé una excelente trabajadora donde Dios te ha colocado.
  7. Sirve en tu iglesia con gozo, dando a Dios lo mejor. Así como Él lo dio todo por ti; él dio lo mejor que tenía, a su hijo Jesús en sacrificio.
  8. Que tu vida sea un testimonio para que otros vean a Dios en ti.

Pon tus prioridades en orden, para que tu vida se ordene” 


(Dora Ortiz)

 

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