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Dia de muertos: ¿TRADICIÓN O CEGUERA?

¿Por qué en esta tradición mexicana, se sirven ofrendas a quienes ya no las pueden recibir?

Por: Alina Trujillo  Motivadora/Directora de PorSerMujerTv

El Día de Muertos en México, es una tradición prehispánica, en la cual se hace culto a los Muertos, montando un altar para adorar o venerar a quienes ya han partido de este mundo.   Y es una tradición, gracias a su práctica anual en la cual se celebra a la misma muerte. Donde el mexicano común, en un intento por aceptar que algún día también morirá, ve a la muerte como algo natural (que lo es), pero a la vez hace mofa de ella; vistiéndola, adornándola y hasta adorándola.  

Y tal adoración se muestra en esa fascinación por pasar toda una noche velando a sus muertos, con la creencia de que la noche del 1 de noviembre, los ausentes se darán cita con ellos para disfrutar de “la ofrenda” de comidas y bebidas, así como vicios de los cuales disfrutaban los difuntos mientras vivían. Vicios que tal vez hasta fueron la causa de su partida.  Pero eso es una historia que cada doce meses se repite y que es considerada riqueza cultural del país.  

Sin embargo, si nos vamos al significado de la palabra “altar”:

“En la Antigüedad un altar era, bien un lugar elevado o alto (en su origen simple montículo de tierra o de piedra), o una tabla colocada sobre unas gradas, en el que se depositaban ofrendas y/o se celebraban sacrificios a la divinidad”.  Entendiendo la divinidad como Dios, creador del universo y del mismo ser humano.  

Pero si analizamos bien este punto, la adoración entonces iba dirigida hacia la deidad. Hacia el ser supremo del cual se recibe la vida, la salud, la prosperidad y toda cosa benigna. 

Ahora bien, a ese Dios se hacían las ofrendas para agradecer sus beneficios y solicitar su gracia para conseguir nuevas bendiciones.  Por lo cual no existía otro ser más grande que fuera digno de recibir esas muestras de agradecimiento y amor. También le eran dadas ofrendas al Creador para aplacar su ira, manifestada a través de la naturaleza. Jamás debían ser dirigidas hacia otro ser que no fuere de origen divino.

¿Por qué en esta tradición mexicana, se pone en un altar y se sirven ofrendas a los difuntos?

¿Por qué un altar, cuando los difuntos fueron al igual que nosotros, simples mortales con debilidades y virtudes? Ninguno ha sido Dios, para merecer devoción, adoración ni ofrendas.

¿Porqué llevarles ofrendas de comida, bebida, y obsequios cuando ellos ya no las pueden recibir ni disfrutar?

Es bonito recordarles tal cual fueron en vida… seguirles amando por el hecho de haber sido parte de nuestra historia; extrañarles, desear verles de nuevo; pero de eso a mostrar devoción y adoración en un altar… hay una gran diferencia.  

No es sano creer en lo que jamás será, pues al tratar de hacer conexión con ellos en un día de muertos, podríamos conectar con entidades negativas que nos engañen, haciéndonos creer que son nuestros amigos y familiares que ya se han ido de este plano terrenal, atándonos a lo que ya no está.

Morir, es dejar de existir, dejar de estar sobre la faz de la tierra.

Es volvernos eternos en algún otro lugar, de los cuales el mismo Jesucristo menciona que son dos, en el Libro de libros (La Biblia), cuando nos habla de «El rico y Lázaro» (Lucas 16:19-31).

Cualquiera de esos lugares, a donde, según Las Sagradas Escrituras iremos el día menos pensado, dependiendo de cuál lugar elijamos mientras tengamos vida terrena; pues si llegamos a tener la Salvación a través de recibir a Cristo en nuestros corazones y cultivamos una relación diaria con Él, iremos al cielo. Pero, en cambio, si rechazamos su sacrificio en la cruz, y morimos en medio de nuestros pecados (errores), nos hacemos enemigos de Dios y por decisión propia iríamos al infierno.

Morir, es dejar de escuchar, de ver, de sentir, es ausencia de vida; donde el cuerpo deja de ser lo importante para dar importancia al alma, que es la que sí es eterna.  

Morir, es hacernos eternos en la mente y el corazón de los que se quedan, para más adelante encontrarnos de nuevo, pero no aquí, sino en ese más allá, que nadie conoce hasta que le toca irse para siempre de este mundo.

Gracias por reflexionar conmigo, Mujer valiosa… Te espero la siguiente semana, porque tengo algo más para ti.. Sígueme en mis redes sociales como Alina Trujillo

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